Izas

Nombre de Valle, fuerza de roca, alas de mariposa

Izas e Ixeya

Izas siempre ha sido un espíritu libre, ha sido su esencia desde que supimos que estábamos embarazados.

La sospecha comenzó en Kazajstán, donde fuimos a por nuestra primera hija; 4 test de embarazo lo confirmaron.

Izas era una niña deseada, aunque no era el momento, o eso creía yo, pero ella encontró el suyo, tener una hermana de casi la misma edad, acompañarla en su infancia, y hacernos padres de 2 niñas en sólo 6 meses de diferencia.

Nació sana, grande, casi 4 kg, y enseguida nos enseñó su gran sonrisa, esa que siempre le acompañaría, porque Izas era de naturaleza feliz, no fue mérito nuestro, ella era la felicidad y la mostraba continuamente.

Izas e IxeyaUnas vacaciones en la playa hicieron que durmieran en la misma habitación del hotel, Izas tenía entonces 9 meses e Ixeya 2 años, cuando volvimos a casa, la primera noche, una con sus quejas ininteligibles y otra con su lengua de trapo, nos hicieron cambiar la cuna de Izas de nuestra habitación a la habitación de Ixeya; nuestro proyecto de montar la habitación de Izas en lo que usábamos de estudio quedó aparcado, pues sus noches se convirtieron en su momento íntimo, jugaban, parloteaban en ese lenguaje que sólo ellas entendían, en cuanto Izas aprendió a andar bailaban por las noches, jugaban a mamás y papás, a profesoras y alumnas, se contaban sus cosas, Ixeya la cuidaba tanto que incluso con menos de 3 años le cambiaba el pañal, con más o menos acierto, aunque sorprendentemente era más frecuente lo primero, y a Izas le encantaba que su hermana la cuidara.

Izas se dormía primero, e Ixeya seguía jugando; Izas era la madrugadora, a las 6 de la mañana preguntaba desde su habitación ¿mamá, ez de día?, no cariño, sigue durmiendo. Era entonces cuando susurrando iba a la cama de su hermana y le decía Ixeya, Ixeyita ¿eztaz dezpieta? Y comenzaba otro de los días en los que todo lo harían juntas.

En la guardería se esperaban en el recreo, a la hora de la siesta conseguían convencer a sus profesoras para que las dejaran dormir juntas, no necesitaban nada más, a nadie más, se tenían la una a la otra.

Izas en LanzaroteDescubrimos un hotel fantástico, un hotel para niños, y 2 veces al año íbamos allí, se lo pasaban tan, tan bien, los animadores, la muñeca Daysi, la minidisco donde Izas era siempre la reina de la pista…era siempre su, nuestra ilusión, contar los meses que faltaban para volver a Lanzarote. Izas fue tan feliz allí…

Izas e IxeyaLa niña dulce, cariñosa y sonriente se transformaba en una pequeña matona de barrio si algún niño en el parque molestaba a Ixeya, inmediatamente salía de su boca una regañina para defenderla, o cuando alguien se dirigía a ella con agresividad, sus palabras eran siempre “a mí háblame con cariño y amor”, porque eso era ella, cariño y amor a raudales.

Izas era una niña extremadamente generosa, compartía con los demás en una edad en la que todo es “mío-mío-mío”, no sólo compartía sus cubos, palas y juguetes con cualquiera que se acercara, sino que cuando veía a dos niños discutir por un utensilio de parque, se convertía en “la pacificadora”, se acercaba y les explicaba que había que jugar por turnos, y si no sabían, que cogieran sus juguetes. Siempre me sorprendió esa generosidad innata, y es una de las cosas importantes que enseñó a Ixeya.

IzasCuando pintaba en la pared, o le daba un pellizquito a su hermana, ladeaba la cabeza, bajaba los párpados y decía con voz lacónica “lo zieeeento”, pronto descubrimos que era su truco particular para librarse de cualquier reprimenda, y a pesar de que sabíamos que era un truco, siempre daba resultado.

Izas continuamente encontraba la manera de estar en brazos, sentada encima de nosotros, de que su hermana le diera la comida, siempre buscaba el contacto físico de una forma suavecita, sin siquiera hacerse notar, le gustaba sentir la piel de los demás junto a la suya.

Fue tremendamente feliz en la guardería, adoraba a Mercedes, y todas las mañanas, cuando la veía, sus primeras palabras eran “te quero”, acompañadas siempre de un beso y un abrazo. Más tarde Mercedes me diría que no había un solo día que no se lo dijera 3 o 4 veces.

Cuando empezó el colegio tenía muchas ganas, no por ser mayor, como la mayoría de los niños, sino porque durante el año en el que Ixeya iba al cole y ella seguía en la guarde, todos los días se colocaba en su fila para ir con su hermana, ella estaba contenta porque volvía a compartir colegio con Ixeya.

Izas e IxeyaDe nuevo se esperaban en el recreo.

Izas ya tenía 3 años, y seguía llenándolo todo con su risa y su sonrisa, iba al cole, en 2 meses volvíamos a Lanzarote, después íbamos a ir a Kazajstán a la boda de Zhanna (a la que adoraba) y David…pero se puso enferma, y ya no hubo más planes, nuestro mundo se dio la vuelta.

Ya en su primer ingreso la ilusión de Izas era “ponerse buenita” para ir a ambos lugares, y le decíamos que sí, porque así lo creíamos.

Tras el duro periplo de hospitales, diagnósticos erróneos, desesperación, búsqueda, miedo, sufrimiento…fuimos a Barcelona, al hospital Sant Joan de Deu, donde dieron con el atroz diagnóstico.

Izas ya no sonreía, la paresia facial se lo impedía, ya no se reía, ya no oíamos apenas su voz, ya no buscaba caricias porque perdía poco a poco la capacidad de movimiento, pero nunca, nunca perdió la conciencia, su capacidad cognitiva, y gracias a ello encontramos nuevas formas de comunicarnos, pero era tan difícil no oír su voz, que sus ojos apenas se abrieran, no disfrutar esa mirada traviesa…

Pudo despedirse de Sergio, un buen amigo que tanto le hacía reír, y disfrutar de canciones y teatrillos, pudo despedirse de Mercedes, y yo volví a ver algo de su brillo cuando estuvo con ella, pudo despedirse de sus tíos, sus abuelos, de la Pili y la Pilar a quienes tanto quería y con quien hizo su primer y único pic-nic (sin contar los que hacíamos en casa, con el mantel en el suelo); y de Ixeya, sentadas en la cama del hospital, de noche, en el que sería su última noche íntima, Ixeya le dio todo tipo de consejos para su partida, le dijo lo mucho que la iba a echar de menos…y la besó y la abrazó como sólo las hermanas saben hacerlo.

Pero tuvo una última sorpresa, Dora, su querida Dora Exploradora fue a verla al hospital, algo que siempre agradeceremos a Make-a-Wish España.

Cada vez que veía a Dora en la tele Izas saltaba, y gritaba “Ez Dora, ez Dorita”, su mayor felicidad era tener un globo de dora, al que abrazaba como su más precioso tesoro.

En el gran momento de Izas y Dora, ella no pudo saltar, ni besarla, ni abrazarla, pero de nuevo encontró su momento. Cuando Dora se fue de la habitación decidió que ya se había despedido de todos, que ya estaba cansada, que no le quedaban más fuerzas, y que había terminado todo, días antes nos lo había dicho, que quería convertirse en una preciosa mariposita rosa, pero estuvo esperando, lo hizo bien, muy bien, con tranquilidad, despacito, con el trabajo hecho.

De nuevo, ese espíritu libre hizo lo que quiso, si hubiera podido sé que nos hubiera hecho su truco de “lo zieeeento”. Encontró su momento para llenar nuestras vidas, y encontró su momento para irse.

Lo llenó todo de alegría, de amor, y nos hemos quedado vacíos sin ella, intentamos sobrevivir con sus recuerdos, pero es tan grande su ausencia…

Ixeya cree firmemente que Izas está en su corazón, y sí, está en el corazón de todos los que tuvimos la suerte de conocerla, de disfrutarla, de amarla, pero nunca será suficiente, y siempre echaremos de menos a Izas, nuestra pequeña princesa guisante.